domingo, 10 de marzo de 2013

Empatía, cognición social y trastornos del espectro autista

[REV NEUROL 2013;56 (Supl. 1):S13-S21] PMID: 23446714 - Ponencia - Fecha de publicación: 22/02/2013 V.L. Ruggieri Desde sus primeras descripciones, Kanner y Asperger jerarquizaban las dificultades en la socialización como uno de los ejes centrales en las personas con trastorno del espectro autista (TEA), asociadas a retraso en el desarrollo o afectación del lenguaje e intereses restringidos. Esta deficiencia en la cognición social se ha relacionado con un déficit en la empatía. La teoría del déficit en la empatización e hipersistematización permite una explicación comprensible y coherente para entender, en parte, la génesis de estos trastornos. La empatía es un componente esencial para la experiencia emocional y la interacción social, y denota una respuesta afectiva a estados mentales directamente percibidos, imaginados o de sentimientos inferidos por otra persona. Nos permite entender, sentir y responder adecuadamente a estímulos sociales, generando una adecuada socialización. La empatía se ha considerado sinónimo del contagio emocional, mimetización, simpatía, compasión e interés empático. Si bien todos ellos son conceptos relacionados y necesarios para el desarrollo de una cognición social adecuada, no son lo mismo, aunque todos son imprescindibles para el desarrollo de la empatía o sus consecuencias. La empatía permite ‘sentir con’, mientras que la simpatía, la compasión y el interés empático se relacionan con el ‘sentir por’ o sentir lo adecuado. Estudios realizados en personas con TEA han demostrado bajo cociente de empatía. En este trabajo se analizan los aspectos propios de la empatía, sus componentes, bases neurobiológicas, manifestaciones relacionadas con su déficit y su relación con el desarrollo de los TEA.

Deconstruyendo los trastornos del espectro autista: perspectiva clínica

Resumen publicado por la revista de neurología [REV NEUROL 2013;56 (Supl. 1):S3-S12] PMID: 23446722 - Conferencia - Fecha de publicación: 22/02/2013 R.F. Tuchman El trastorno del espectro autista (TEA) es un término utilizado para describir un grupo heterogéneo de niños, cuyas características comportamentales se solapan con manifestaciones clínicas de diversos trastornos del desarrollo, definido por su comportamiento. El TEA se debe a muchas etiologías, y su heterogeneidad genética y fenotípica es consistente con bases moleculares clínicas y genéticas complejas, pero significativas. La heterogeneidad clínica y biológica del TEA es congruente con el punto de vista de que el TEA es la expresión de un desarrollo cerebral atípico que da lugar a manifestaciones clínicas variables, que reflejan diferentes vías genéticas y moleculares específicas. Es probable que existan genes de riesgo y factores precoces del entorno para el TEA que contribuyan a una trayectoria aberrante del desarrollo cerebral y de la conducta. Estas alteraciones llevan, hipotéticamente, a una interacción social alterada y, como resultado, al desarrollo anormal de redes neuronales críticas para la interacción comunicativa y social. Todo ello amplifica el desarrollo del proceso sociocomunicativo anormal, dando lugar a un síndrome de TEA completo. Hay esperanza en que la intervención temprana pueda alterar estos problemas precoces del desarrollo y reconducir al niño a una trayectoria evolutiva más típica. Se discuten las limitaciones de la tríada conductual utilizada para el diagnóstico del TEA, especialmente se presentará una perspectiva de cómo estos resultados afectan el diagnóstico y tratamiento de los niños con TEA y de las fronteras clínicas del espectro autista.